
Hacemos todo lo que hemos podido, incluso varios tratamientos de reproducción asistida, pero los hijos no llegaron, y a una la empieza a invadir un crudo sentimiento de impotencia.
La Impotencia aparece delante de la imposibilidad de resolver una situación favorable a nuestros deseos.
Te preguntas: ¿Quizás debería intentar otro tratamiento de fertilidad?
En mi caso fue muy claro, llegó un momento en que dije: no más tratamientos (los efectos secundarios fueron devastadores para mí).
Les hablo desde la propia experiencia, la impotencia puede generar una auténtica lucha interior: entre lo que deseo con tanta fuerza y las limitaciones que la vida está plantando delante de mí.
Recuerdo que en esa primera fase, en medio de los tratamientos de fertilidad, lo único en lo que mi mente pensaba era: ¿Dónde está el límite? Tenía miedo de no intentarlo lo suficiente y luego arrepentirme, pero por otro lado me sentía tan mal en todos lo sentidos que no quería seguir adelante. No sabía a qué parte de mí misma escuchar. Fue una época muy agotadora.
Si te encuentras en esta situación, lo primero es NO COMPARARTE con la historia de ninguna otra mujer. Tú, tu historia y tu programa de Vida son Únicos.
Por mucho que duela al principio, te aseguro que a medida que te abres a tu propia Verdad, la carga se va aligerando, y haciendo un duelo adecuado el dolor también va pasando.